¿No te escuchan, son necios, consideras que tienes que estar atrás de ellos porque corren peligro?
La vida es un proceso continuo de desarrollo en todos los ámbitos de la persona. Es verdad que sabemos qué es el envejecimiento, pero difícilmente lo introyectamos como parte de la propia vida.
Cuando los padres comienzan a envejecer, parecería que se activa “algo” en nosotros que hace que pensemos y actuemos como si ahora nos tocara ser los protectores de ellos.
Nada más lejos de la realidad.
El envejecimiento no necesariamente genera dependencia en todas las personas. El proceso común de envejecer conlleva ciertas características que hacen que las personas tengan cambios, normales, en el ámbito orgánico, psico-emocional, social y económico; pero esto no significa que dejen de ser capaces de ejercer su propia vida.
También es verdad que hay personas cuyos envejecimientos son más complicados que los de la mayoría y las razones pueden ser muchas y muy variadas, pero por lo mismo, no podemos “meter” al envejecimiento en una misma caja y tratar a todas las personas con las mismas medidas.
A lo largo de mi vida profesional, siempre he cuestionado el por qué cuando hablamos del desarrollo desde el nacimiento hasta la edad adulta, por lo menos los autores de las distintas teorías del desarrollo, subdividen esta etapa entre 5 y 7 niveles, pero cuando hablamos de envejecimiento, se trata a las personas mayores de 60 años, hasta el momento de muerte, a la edad que sea, como un grupo homogéneo sin mayores subdivisiones.
¿Nos damos cuenta de la gran injusticia que esto significa? No solamente para las personas que ahora son mayores, sino para cualquier persona, incluidos nosotros mismos.
Entre el nacimiento y la edad considerada adulta, hablamos de ¿20 años?, y considerando la esperanza de vida actual, podemos decir grosso modo que vivimos en promedio hasta los 80 años. Entonces ¿no hay la misma distancia entre la edad social de envejecimiento que son los 60 años y la edad promedio de muerte? ¿Por qué, no se hace un análisis más profundo de lo que sucede en las personas durante esa etapa?
Claro que a nivel investigación y académico, quienes nos dedicamos al envejecimiento sabemos que hay muchas y muy claras diferencias en esta última etapa de la vida, también que no todas las personas que envejecen lo hacen de forma patológica, que el envejecimiento puede ser una etapa realmente feliz; pero parece que hay una campaña de solamente mostrar a la sociedad lo que no es, creando así el viejismo o discriminación por edad.
Por lo tanto, si tus padres están envejeciendo y crees que por ese simple hecho tú debes de convertirte en su cuidador automático, te invito a que investigues y aprendas un poco más de lo que es envejecer. Los retos, las pérdidas y las ganancias que existen en este proceso, que puedas identificar si en verdad las conductas de tus padres son normales o tendrías por qué alarmarte, conoce cómo podrías comunicarte con ellos de forma más asertiva, también que envejecer no significa dejar de pensar y de poder tomar decisiones.
Muchos hijos llegan a consulta verdaderamente alarmados de lo que imaginan que está ocurriendo con sus padres, pero cuando comprenden cómo es el proceso y dejan a un lado todos los mitos que existen, pueden reordenar y reconstruir el vínculo filial y acompañar a sus padres de una forma mucho más sana.
Así como ellos aprendieron a ser padres con nosotros, ahora es nuestro turno de aprender a ser hijos de esos padres envejecientes.
Autora: Lucía Yolanda Burgos Uriarte
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