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A qué le temen las personas mayores...

Durante todas las etapas de la vida existen miedos particulares y miedos a los que podemos llamar generales. Cuando se es mayor, los miedos toman ciertas características, pero las podemos atender desde ahora.





Si nos detenemos a pensar en los temores generales de la niñez, podemos pensar en el miedo a no pertenecer al grupo de amigos, a fallar en el colegio, a perder la seguridad que nos brindan los padres, entre otros.


Los temores que se tienen a lo largo de la vida, van ligados a la etapa que se está cursando. Es verdad que conforme se avanza en edad, el temor a la muerte puede ser el mayor de los miedos, ya que nos estamos acercando al final de la vida terrenal.


Pero hay otros temores, más relacionados con aspectos más prácticos, por llamarlos de alguna forma.


Podemos clasificar los temores en los siguientes temas:


Temor a perder la autonomía económica.- es una realidad que conforme se ha logrado aumentar la esperanza de vida, también se ha llegado a un problema financiero que cada vez es más difícil de resolver. Antes, la jubilación se daba alrededor de los 60 años, sabiendo que se vivirían aproximadamente 5 años más, por lo que las pensiones o los ahorros de las personas alcanzarían perfectamente para esa expectativa de vida. Hoy las jubilaciones, si es que las personas las van a tener, se han adelantado y nos encontramos con personas de entre 50 y 60 años que están quedando a expensas de la pensión. El problema es que la esperanza de vida hoy es de 78 años para las mujeres y de 72 años para los hombres, según el CONAPO; estamos hablando de entre 18 a 28 años más, en los que el dinero de la pensión o el ahorrado no podrá ser suficiente para esa cantidad de años. Esto también se ve afectado por las condiciones de salud.


Temor a perder la salud.- ligado al punto anterior, con el aumento de la esperanza de vida, también se presentan las enfermedades crónico degenerativas que merman en mayor forma a este sector de la población. Pongamos el ejemplo del tan temido Alzheimer. Esta enfermedad no es que se esté presentado con más frecuencia hoy en día, el asunto es que antes nos moríamos antes de que se presentara. Esta es una de las facturas que se deben pagar por prolongar la cantidad de años, aunque nos debemos preocupar por aumentar la calidad de esta vida. Entonces, este punto también está ligado con el problema económico, ya que además de vivir con poco dinero habrá que pagar por los medicamentos que nos ayuden a mejorar la calidad de vida.


Temor al dolor.- nadie queremos sentir dolor, es uno de los grandes temores a lo largo de la vida. El dolor físico existe, pero hoy en día hay muchas formas de atenderlo y paliarlo, únicamente tenemos que estar informados para decidir a quién acudir en un momento determinado.


Temor a la soledad.- los hijos han formado ya sus familias y nosotros dejamos de ser ejes en su vida, tenemos una relación más horizontal con ellos; esto es lo normal, pero al haberles dado alas a nuestros hijos para volar, también les dimos independencia para tener su vida. Es nuestra responsabilidad el procurarnos amistades, mejorar las relaciones filiales para que nuestros hijos nos acompañen sanamente durante esta etapa.


Temor a la muerte.- ¿por qué tememos tanto a lo inevitable? Todos, absolutamente todos, vamos a morir, pero qué es lo que nos genera tanto temor: la incertidumbre, lo desconocido. No es sencillo, pero dependiendo de si practicamos algún tipo de religión, esto podrá tener una mayor significación o no.


Ahora que ya se plantearon los grandes temores generales de la etapa, tenemos que hacer propuestas que aminoren los miedos.


Ante el temor de la pérdida de la autonomía económica, debemos estar informados. Hoy hay muchas posibilidades de asesoría por parte de distintas instituciones públicas y privadas. El amor a los hijos no significa darles todas las posesiones y recursos económicos que se tienen. La mayor ayuda que se le puede dar a un hijo es que esté con nosotros por amor, y cuando faltemos, entonces, podrán tener nuestra última demostración de solidaridad que es la ayuda económica. También el poder ser autosuficientes económicamente, es darles tranquilidad a nuestros hijos o a nuestros familiares. Tener el testamento en orden, saber cómo está nuestra economía y administrarla lo mejor posible, acceder a las ayudas que el estado nos puede dar para tener una mejor calidad de vida son algunas de las opciones que tenemos para tener una vejez económicamente tranquila. El tema de los despojos patrimoniales a las personas mayores cada vez toma mayor relevancia por la cantidad de abusos que hay por parte de los hijos. ¡Asesorémonos!


Ante el temor de la pérdida de la salud debemos tomar providencias antes de enfermarnos. Es natural que la salud vaya decayendo de forma gradual, pero no significa que nos abandonemos bajo el pretexto de que “estamos viejos”. La pérdida de la memoria no es normal, debe ser atendida por un médico, igual que las pérdidas de orina. Todos estos mitos sobre el envejecimiento deben ser diagnosticados por los médicos. Esto nos asegurará tener un proceso de envejecimiento en las mejores condiciones posibles. Acudir a médico, tomar los medicamentos prescritos, una sana alimentación, esparcimiento, tener amigos, actividades que nos den satisfacción, ejercicio de acuerdo a nuestra edad y condición física, son elementos que nos previenen de enfermedades y de sufrir dolores innecesariamente. Existen clínicas del dolor, los médicos tienen los recursos para podernos dar las dosis de analgesia necesarias para que no tengamos dolor. Acudamos a ellos.


También tener nuestra Voluntad Anticipada hecha y entregada a las personas de nuestro alrededor, para que si nosotros no podemos decir en un momento determinado, lo que queremos que se haga con nuestra salud, que quede asentado desde ahora.


Ante el temor a la soledad, debemos construir redes sociales adecuadas y positivas, no dejarnos caer en el aislamiento voluntario. Debemos educar nuestra voluntad para no depender únicamente de nuestros hijos, también tener amistades, hacer voluntariado, asistir a círculos sociales que nos enriquezcan.


Ante el temor a la muerte, acudir a las creencias trascendentales que cada uno de nosotros tenga.


CONCLUSIÓN

Los temores son normales, de nosotros depende el enfoque que les demos; si nos dejamos devorar y paralizar por ellos o los transitamos con naturalidad, inteligencia y previsión.


¡La vejez es el premio que nos da la vida!


Autora: Lucía Yolanda Burgos Uriarte

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