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¿Cómo manejo mi estrés mientras cuido?

Las personas cuidadoras son un grupo vulnerable que está en riesgo de desgaste por no saber manejar de forma adecuada el estrés.

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Cuanto más grandes son las exigencias y la carga de los cuidados, más necesario resulta dibujar la línea que separa cuidar adecuadamente de un familiar de prestar los cuidados comprometiendo con ello nuestra salud y nuestro futuro.

En ocasiones, los cuidadores comienzan a establecer límites a los cuidados cuando la carga es elevada y ya han aparecido algunos de los problemas y consecuencias negativas del cuidado que hemos visto: estrés, problemas emocionales, problemas de salud, aislamiento, etc.

Por ello es recomendable fijar límites a los cuidados que vamos a proveer desde el primer momento, evaluando nuestra capacidad de esfuerzo y de soportar la carga que, prevemos, supondrán los cuidados.

Poner estos límites es una parte esencial del autocuidado. Gracias a ello, estaremos en mejores condiciones físicas, y emocionales para asumir las tareas y responsabilidades necesarias, de forma que todo el contexto de cuidados se ve beneficiado: nuestro familiar con dependencia, nosotros los cuidadores y nuestro núcleo familiar y social.

Muchos cuidadores se cargan excesivamente de forma voluntaria por amor al familiar, por celo en su labor, o por otros motivos. No hacemos un favor a nadie soportando una carga excesiva, sino todo lo contrario: nuestras probabilidades de enfermar y de prestar cuidados de peor calidad se ven reforzadas.

Al mismo tiempo que nos planteamos fijar límites a los cuidados, puede suceder que nuestro familiar nos realice demandas excesivas. Estas demandas son excesivas cuando:

  • El familiar con dependencia culpa al cuidador por errores involuntarios.

  • Finge encontrarse peor de lo que está.

  • No atiende a nuestras propuestas para poner límites.

  • Rechaza ayudas (ayudas técnicas, servicios) que faciliten los cuidados.

  • Se niega a aportar su dinero para aquellos gastos derivados de cuidarle.

  • En ocasiones, maltrata a su cuidador.

Consejos para poner límites a los cuidados:

  • Identificar aquellas tareas que puede hacer el familiar por sí mismo.

  • Fomentar su autonomía es hacer al familiar con dependencia partícipe y responsable de sus propios cuidados.

  • Valorar qué tareas no podemos llevar a cabo o no podemos llevar a cabo sin ayudas.

  • Para aquellas tareas que no podamos realizar, hay que sopesar: grado de importancia, qué alternativas existen a estas tareas y quién podría llevarlas a cabo. Las respuesta a estas preguntas debe reflejarse en el plan de cuidado.

  • Pedir ayuda y apoyos.

  • Mantener a largo plazo las decisiones adoptadas sobre los límites.

Cuando los cuidados se convierten en cotidianos, adquirimos costumbres, rutinas y habilidades que nos hacen más llevadera la carga que cuando al comienzo de nuestro rol como cuidadores. Llegado este momento, puede evaluarse de nuevo nuestra capacidad de asumir esfuerzos y responsabilidades y re-configurar los límites que hemos fijado anteriormente a los cuidados.


Artículo de:

Cruz Roja Española e IMSERSO

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