Alina Bassegoda Treviño(Mente en Forma)
El entrenamiento cognitivo es una de las formas de generar Reservas Cognitivas, una especie de gimnasia cerebral que es indispensable para que tengamos salud de forma integral.
En el artículo anterior se habló de las reservas cognitivas: el "guardadito" que podemos hacer a lo largo de la vida para enfrentar daños cerebrales y mantenernos sin síntomas de deterioro cognitivo.
Conforme aumenta la proporción de personas mayores en el mundo, cada vez hay más investigadores interesados en los factores que permiten prevenir los síntomas de enfermedades neuro-degenerativas.
Los científicos han identificado variables como la alimentación, el patrón de sueño, el estrés, la interacción social, el ejercicio, etc., que influyen en la resistencia de las personas a los daños en el cerebro, pero la evidencia más sólida respalda particularmente uno de esos factores: la estimulación cognitiva. Son las personas que han mantenido su cerebro más activo a lo largo de la vida quienes tienen menos probabilidades de mostrar síntomas de deterioro.
Y es que cuando activamos nuestro cerebro, las neuronas reciben más irrigación sanguínea, con el oxígeno y los nutrientes que requieren.
Los desafíos cognitivos, además, incrementan la producción del llamado Factor de Crecimiento Neuronal, una sustancia esencial para la salud de las neuronas. Más aún, las neuronas activas desarrollan conexiones con otras neuronas, formando redes de estimulación mutua.
Hay multitud de maneras de activar nuestro cerebro: estudios formales, aprendizaje de idiomas, desarrollo de habilidades en el uso de herramientas o instrumentos, lecturas o redacciones desafiantes, conversaciones enriquecedoras, por ejemplo. Sin embargo, ante la necesidad de acompañar esta estimulación de una manera rigurosa, enfocando determinadas habilidades en particular, grupos de neuro-científicos se han dado a la tarea de desarrollar instrumentos que brinden una estimulación muy dirigida: entrenamiento cognitivo.
Buena parte de los programas de entrenamiento cognitivo utilizan herramientas tecnológicas. Son herramientas que permiten mantener o fortalecer habilidades específicas de una manera lúdica y divertida. Hacen evaluaciones y definen rutinas de ejercicio específicas para cada individuo.
Estos programas no son juegos en el sentido estricto. Aunque el ajedrez, las cartas, los crucigramas, la lectura, son herramientas útiles para desarrollar habilidades cognitivas, tienen limitaciones: se concentran en ciertas habilidades muy específicas y olvidan otras; permiten la repetición de habilidades adquiridas y se pueden convertir en rutinas; su nivel de dificultad es estandarizado y no se adapta a la pericia de cada usuario.
En contraste con los pasatiempos mencionados, los programas de entrenamiento cognitivo identifican las fortalezas y debilidades de los usuarios y adaptan su dificultad a ellas para permitir avances sistemáticos que se evalúan periódicamente. Desarrollan una amplia variedad de habilidades cognitivas: percepción, estimación del tiempo, asignación de nombres, memoria visual y auditiva, memoria espacial, inhibición, enfoque, coordinación, etc.
Tanto los pacientes como quienes cuidan de ellos pueden beneficiarse de programas de entrenamiento cognitivo personalizado. Pacientes que ya muestran cierto deterioro lo pueden hacer más lento.
Quienes se encuentran temporal o definitivamente privados de otras formas de estimulación cognitiva pueden prevenir el deterioro. Sus cuidadores, dedicados frecuentemente a actividades rutinarias y agotadoras, también encuentran en el entrenamiento cognitivo un espacio relajante y estimulante al mismo tiempo.
Numerosas investigaciones han mostrado que romper la rutina del trabajo por breves periodos, trae grandes beneficios a la salud, productividad y eficiencia en el trabajo.
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Mtra. Alina Bassegoda Treviño
Directora fundadora de MENTE EN FORMA S.C.
Referencias Bibliográficas
Ariga, Atsunori y Alejandro Lleras (Marzo 2011). “Brief and Rare Mental ‘Breaks’ Keep you Focused: Deactivation and reactivation of task goals preempt vigilance decrements”, Cognition, Vol. 118, Núm. 3.
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