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¿Por qué las personas cuidadoras nos desgastamos?

Hay motivos de peso para que una persona se desgaste, en muchos ámbitos, pero el cuidado de un ser querido, involucra una gran cantidad de elementos que generan un ámbito especial y propicio para el desgaste individual y familiar.


Cuidar a un familiar en situación de dependencia es una realidad que muchas personas experimentan en sus vidas.


Para cada uno de los cuidadores, al experiencia de cuidar es distinta, ya que en ella incide a quién se cuida, por qué motivos, cuál era nuestra relación anterior con la persona cuidada, qué grado de dependencia tiene, con cuántos apoyos contamos, etc.


Sin embargo, un aspecto en el que coinciden la mayoría de cuidadores al hablar de su experiencia como tales es que CUIDAR ES UNA DE LAS EXPERIENCIAS VITALES MÁS SATISFACTORIAS Y CONMOVEDORAS QUE SE HAN ENCONTRADO.


Cuidar a un familiar permite estrechar la relación con él o ella, permite descubrir cosas de nosotros mismos que desconocíamos (actitudes, aptitudes, habilidades), nos hace sentirnos queridos y útiles para nuestro familiar y así hasta un largo etcétera.


Del mismo modo, debe destacarse que cuidar no es una experiencia sencilla. Está llena de problemas y dificultades que hay que afrontar con determinación.

En esta Guía podremos ver cuáles son los problemas más comunes que afectan a los cuidadores y cómo encararlos.

De la forma en que enfrentemos las dificultades dependerá también el grado de satisfacción con nuestro rol y la posibilidad de convertir el cuidar a un familiar en una emotiva experiencia.

Convertirnos en cuidadores puede acontecer de forma inesperada o poco a poco.


Depende de cómo nuestro familiar al que vamos a cuidar entra en la situación de dependencia: por una enfermedad o accidente repentino o, por un proceso degenerativo progresivo.

En cualquiera de los casos, numerosos estudios determinan que la mayoría de los cuidadores que comienzan a serlo, no están adecuadamente preparados para ello.


Presentan pocos conocimientos al respecto de todas las implicaciones que cuidar tendrá en su vida cotidiana, no han adquirido las destrezas suficientes para cuidar de su familiar y de sí mismo y tienden a subestimar los problemas y responsabilidades a los que tendrán que hacer frente.


Las carencias más comunes que presentan los cuidadores cuando se convierten en tales son:

  • Desconocimiento acerca de la dolencia que afecta a nuestro familiar y la forma en que se deben prestar los cuidados que va a necesitar.

  • Ausencia de conocimientos y habilidades desarrolladas para minimizar el impacto de los cuidados en nuestra salud y bienestar.

  • Falta de destrezas desarrolladas para apoyar en las Actividades de la Vida Diaria y en las necesidades concretas de nuestro familiar.

  • Desconocimiento del alcance de los cuidados que deben prestarse y de la responsabilidad que se adopta, así como de los posibles impactos que ello tendrá en nuestra vida y en la de nuestra familia.

De este modo, la búsqueda de información es un elemento esencial en los inicios de nuestra labor como cuidadores. Entre muchos aspectos necesarios, nos permitirá conocer cuáles son las dificultades propias de una situación de cuidados, cómo nos afectan y cómo podemos enfrentarlas apropiadamente.


Cambios en el estado de salud

Según establece la Organización Mundial de la Salud, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

Los cuidadores familiares de personas con dependencia tienden a mostrar un peor estado de salud que las personas no cuidadoras en estas tres áreas.

Igualmente, muchos cuidadores presentan peor estado de salud que otros cuidadores que cuentan con mayores apoyos para realizar su labor.


Los motivos por los que los cuidadores familiares suelen contar con un peor estado de salud son:

  • Realizan notables esfuerzos físicos y emocionales de forma constante.

  • El tiempo que dedican a los cuidados es muy elevado.

  • Comúnmente, experimentan muchas dudas, conflictos internos, sentimientos intensos de culpa, pensamientos erróneos, sensación de desesperanza, etc. Ello tiene un impacto negativo muy elevado en el estado psicológico y emocional.

  • Los cuidadores tienden a descuidar su estado de salud y a minus-valorar la importancia de éste.

  • Los apoyos con los que cuenta el cuidador casi siempre suelen ser menos de los que realmente necesita.

  • La frecuencia de los contactos y las relaciones sociales es menor entre los cuidadores.

Los problemas de salud más comunes en los cuidadores son:

  • Mayores niveles de depresión.

  • Mayores niveles de ansiedad.

  • Mayores niveles de estrés y frustración.

  • Fatiga frecuente.

  • Dolores musculares.

  • Dolores de cabeza frecuentes.

  • Molestias estomacales y gástricas.

  • Peor estado de salud percibido (cómo percibimos nuestra salud, independientemente de los que muestran los indicadores médicos).

  • Mayor probabilidad de sufrir obesidad.

  • Mayor vulnerabilidad a las infecciones.

  • Mayor riesgo de problemas coronarios derivados del estrés.

  • Mayor riesgo de padecer diabetes.

  • Pérdidas en la capacidad de cuidar adecuadamente de la propia salud.

Es imprescindible destacar que de un buen estado de salud y bienestar del cuidador se deriva la calidad y la efectividad de los cuidados que proveemos a nuestro familiar. Un cuidador en mal estado de salud física, social o emocional necesariamente se encontrará en peores condiciones para prestar los cuidados que su familiar necesita.


Cuidar bien a nuestro familiar con dependencia implica un refuerzo positivo para nosotros que incide positivamente en nuestro estado de bienestar. Encontrarnos bien y cuidar de nosotros mismos, significa, a su vez, estar mejor capacitados para cuidar mejor de nuestro familiar. Ambos elementos son necesarios para lograr unos cuidados exitosos y se alimentan entre sí. Por ello, debemos recordar que cuidar de nosotros mismos es una de nuestras más importantes responsabilidades cuando somos cuidadores.


Consejos básicos para cuidar mejor de nuestra salud:

  • Considerar que nuestro estado de salud no es menos importante que el de nuestro familiar al que prestamos los cuidados.

  • Observar cómo nos sentimos. En muchas ocasiones, problemas emocionales, elevado estrés y tristeza repercuten en problemas físicos. No hay una salud más importante que otra, la salud es física, psicológica y social.

  • Ante los primeros síntomas, acudir al médico. Demorar consultar al especialista en el caso concreto de los cuidadores está especialmente contraindicado.

  • La alimentación es esencial. No descuide nunca una dieta sana y permita que otros familiares le ayuden en la preparación de comidas y en visitas al supermercado.

  • Hacer ejercicio puede evitar la aparición de muchos problemas. Si nos falta tiempo, se pueden hacer multitud de ejercicios saludables dentro de casa.

  • Descansar adecuadamente. Descansar es una parte muy importante en todos los trabajos y tareas que debemos realizar.

  • Administrar adecuadamente los descansos y que éstos sean efectivos es tan importante como realizar las tareas del cuidado.

  • Las preocupaciones excesivas no son un buen aliado. Preocuparse por el estado de nuestro familiar es importante, pero si estas preocupaciones juegan en contra de nuestro estado de salud, procure afrontarlas y contrastarlas con la gravedad real de la situación.

  • Los familiares son uno de nuestros mayores apoyos. Cuente con ellos para que también cuiden de usted.

  • Las aficiones y las relaciones con los demás nos ayudarán a estar más satisfechos y a mantener mejor estado de salud. No las abandone.

  • Los profesionales de los servicios sociales y sanitarios conocen perfectamente los problemas a los que se enfrenta. No dude en consultarles.

  • La información es un gran aliado. Existen muchas fuentes de información sobre cómo cuidarnos, cómo mantener nuestro estado de salud, como prevenir enfermedades, etc. Consúltelas o pida a su médico dónde poder informarse mejor.

  • En su localidad existen programas de promoción de la salud. Consulte a su médico de cabecera sobre ellos.

Artículo de:

Cruz Roja Española e IMSERSO

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