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¿Y quién ve por la persona cuidadora?

Cuando hablamos de la invisibilidad de las personas cuidadoras, nos referimos a que no son tomados en cuenta ni por la sociedad, la familia, el enfermo, los servicios de salud, la política pública… ni por ellas mismas.




Estamos hablando de un problema que sobre pasa la realidad.

El problema conceptual que se tiene sobre la palabra cuidador, es que la primera imagen que nos viene a la mente es la de un hombre o mujer, con bata, empujando una silla de ruedas en donde va una persona mayor. Nada más alejado de la verdad.

En la publicación de INMUJERES (2012) sobre “El Trabajo de Cuidados ¿Responsabilidad Compartida?” en México, nos muestra números que nos golpean con la realidad.

El trabajo de cuidados es realizado mayoritariamente por mujeres familiares (75%) de la persona dependiente; de ahí que el cuidado tiene cara de mujer.

No son solamente algunas de las personas mayores quienes necesitarían cuidados, el universo es mucho mayor.

45.1% de los hogares urbanos viven niñas y niños menores de 15 años, que requieren cuidados de crianza.

7.9% alguno de los integrantes del hogar requirió cuidados de manera temporal, ya sea por haber sufrido una enfermedad o accidente.

5.2% de los hogares urbanos viven personas con limitaciones, ya sea físicas o mentales que las convierte en dependientes y necesitan cuidados.

Estamos hablando de un total de aproximadamente 7.8 millones de hogares urbanos en los que hay una persona que cuida de alguno o algunos de los miembros.

Esto es: 5,850,000 mujeres cuidadoras y 1,950,000 hombres cuidadores.

Con un promedio de 86% de las personas que brindan cuidados son miembros del mismo hogar y solamente el 11.4% son personas que son contratadas para el cuidado.

Ante la abrumadora realidad que nos presentan en este trabajo debemos preguntarnos ¿Y quién ve por la persona cuidadora?

En general se ha normalizado que son las mujeres integrantes de un núcleo familiar quienes cuidan. Se da por sentado.

Cuando la realidad es que el cuidado de cualquiera de los miembros de una familia puede y debe realizarse de forma consensuada y equitativa, para que no se cargue todo el trabajo en uno solo de sus miembros.

Cuidar de alguien que amas, es una gran satisfacción, pero también lleva la renuncia a muchas cosas que para quien cuida son importantes y que pocas veces le preguntan cuáles son.

Sobre todo cuando el cuidado se da a un ser querido que por condición o enfermedad se a convertido en dependiente y que necesita mayores apoyos que los propios de la crianza o la situación requiere.

¿Quién debe de ver por quienes cuidan?, debería ser la sociedad entera, sin embargo esto, desgraciadamente no sucede.

Entonces las personas que cuidan deben de ver y procurarse lo que necesitan por ellas mismas.

Lo primero es identificarse como persona cuidadora, no como su mamá, su hijo, su cónyuge, su amiga.

Eres todo esto y también quién lo cuida y cada una de esas actividades tiene un consecuencias; algunas maravillosas, pero otras pueden generar mucho desgaste.

Las redes de apoyo social, como son las amistades, cumplen un papel de descompresión benéfico, sin embargo, las personas cuidadoras, con el tiempo se van aislando y esta soledad a lo largo del tiempo pesa mucho en las personas cuidadoras.

Por lo anterior, antes de que esto suceda, las personas cuidadoras deben de:

1. Procurarse espacios agradables

2. Rodearse de amigos y familiares que puedan comprenderlos y ayudarlos

3. Prepararse con conocimientos específicos para prevenir el desgaste

4. Hacerse del equipo necesario para que su labor de cuidadores pueda ser mas sencilla

5. Establecer una serie de límites que les permita resguardarse emocionalmente

6. Buscar personas que puedan ayudarlos en sus labores, para poder tener tiempos de descanso acordados y estables, entre otras cosas.

Te invitamos a que entres al Menú y en Cursos encontrarás “ Prevención y Atención del Desgaste” gratuito.


Autora: Lucía Yolanda Burgos Uriarte

Soy Voluntaria CEFODEH






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